6/28/2009

Hoy puede ser un gran día - La importancia del optimismo

"Un hombre que atravesaba el campo se encontró con un tigre. Echó a correr, y el tigre tras él. Al llegar a un precipicio, se asió a las raíces de una viña silvestre y se dejó colgar en el abismo. El tigre lo husmeaba desde allá arriba. Temblando, el hombre miró hacia abajo, donde, de lejos, otro tigre aguardaba para devorarlo.
Dos ratones, uno blanco y otro negro, empezaban a roer lentamente la vid. El hombre vio allí próxima una mata de apetitosas fresas. Asido de la vid con una mano, arrancaba fresas con la otra. ¡Qué dulce su sabor!"
(Cuento zen)

Las personas optimistas tienen la capacidad de centrarse en lo positivo de lo que les ocurre y cuando se les presenta un problema se centran en las formas de solucionarlo (o por lo menos de sobrellevarlo mejor) en lugar de maldecir la mala suerte o la maldad de los demás. Además, su optimismo les lleva a ser más perseverantes a la hora de perseguir sus objetivos y esta perseverancia aumenta su posibilidad de lograr lo que quieren: si creo que algo es posible, que depende de mi capacidad y de mi esfuerzo, no tiro la toalla ante las primeras dificultades, sino que sigo insistiendo hasta salirme con la mía. Numerosas investigaciones demuestran que las personas optimistas tienen mayor probabilidad de alcanzar el éxito, además saben disfrutar más de la vida: en definitiva, son más felices.

Quede claro que, cuando hablo de ser optimistas, no sugiero que hagamos como el avestruz que no quiere mirar a la cara la naturaleza de sus problemas: el optimismo inteligente sabe que los problemas existen, sabe reconocerlos y analizar sus causas. Si pensamos en positivo, sabemos que toda medalla tiene dos caras, que todo error conlleva un aprendizaje, que todo dolor implica un crecimiento, que donde hay tigres también hay fresas.

Sin embargo, cada uno de nosotros lleva dentro las semillas del pesimismo, ese pesimismo que nos lleva a pensamientos como "seguro que esto me va salir mal" o "la tostada siempre se cae del lado de la mantequilla" o "para qué intentarlo si se lo van a dar al enchufado de siempre" o "a mí no me sale ni una" o "soy un desastre y no valgo para nada".

Los pensamientos negativos los aprendemos normalmente durante nuestra infancia y se convierten en un verdadero hábito que nos hace decir "¿pesimista yo? ¡Qué va, lo que soy es realista!"

¿Qué puedo decirle a esta parte de nosotros tan macabramente realista? Puedo decirle que haga una prueba, que aunque sólo sea durante un tiempo se cuestione todos estos pensamientos negativos. No le pido que los abandone ciegamente, sino que simplemente se atreva a ponerlos en duda y a ver cómo puede cambiar su vida reemplazándolos por pensamientos que sean más productivos.

En definitiva: qué perdemos por preguntarnos "¿y si esto me saliera bien?" o "¿te imaginas que esta vez me toque a mí?" o "¿qué puedo aprender de esto?" Aprender a cambiar nuestra forma de pensar, aunque no sea fácil, es algo que nos puede ayudar a alcanzar la serenidad y la paz necesarias para disfrutar de la vida.

Cuentan que, a un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás, le dijo el Maestro "si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a tí mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la Tierra". Si nos cambiarnos de zapatillas y nos calzamos el optimismo es posible que algún cambio ocurra en nuestra vida, que las cosas de siempre tengan un sabor, un matiz distinto.

"Hoy puede ser un gran día", cantaba hace unos años Joan Manuel Serrat. ¿Y si tuviera razón? Vamos a salir a la calle con este pensamiento, disfrutando de lo que nos ocurre aquí y ahora.



Carlo De Amicis

deamicis@wanadoo.es

6/18/2009

Día Mundial de lucha contra la droga

Día Mundial de lucha contra la droga

El día 26 de junio es el día mundial de lucha contra la droga.

Con la ocasión quiero compartir con todos ustedes unos versos de Edgar Lee Master,

No habla de droga … o tal vez sí

La Colina

¿Dónde están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
el abúlico, el de brazo fuerte, el payaso, el borrachín, el peleador?
Todos, todos, están durmiendo en la colina

Uno se fue en una fiebre,
uno ardió en la mina,
uno lo mataron en una riña,
uno murió en la cárcel,
uno cayó de un puente mientras trabajaba para su esposa e hijos.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde están Ella, Kate, Mag, Edith y Lizzie?
la de corazón tierno, la ingenua, la ruidosa, la orgullosa, la feliz?
Todas, todas, están durmiendo en la colina.

Una murió en un parto vergonzoso,
una por un amor desgraciado,
una a manos de un bruto en un burdel,
una por el orgullo despedazado mientras buscaba un ideal,
una, persiguiendo la vida en las lejanas Londres y París,
fue traída a su pequeño espacio por Ella y Kate y Mag.
Todas, todas están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde están el tío Isaac y la tía Emily
y el viejo Towny Kinkaid y Sevigne Houghton
y el alcalde Walker, que llegó a hablar
con venerables hombres de la revolución?
Todos, todos, están durmiendo en la colina.

Les trajeron hijos muertos de la guerra,
hijas aplastadas por la vida
y a sus hijos huérfanos, llorando.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.

¿Dónde está el viejo violinista Jones
que cantó la vida todos sus noventa años
enfrentando la nieve a pecho desnudo,
bebiendo, peleando, sin pensar ni en la mujer ni en la familia
ni en el dinero ni en el amor ni en el cielo?
¡Oídlo! Recuerda, balbuceante, el pescado frito de antaño;
las carreras de caballos de otrora en el bosque de Clary;
lo que Abe Lincoln dijo
una vez en Springfield.

La programación didáctica: a medio camino entre la música jazz y la “Comedia del Arte” italiana

Un símil es siempre de ayuda para comprender un fenómeno.
A mí me gusta comparar la educación a la música jazz o a la "
comedia del arte" italiana (¡cómo no iban a salir mis raíces!). Se trata de dos formas de expresión artística en las que tenía un papel muy destacado la improvisación, improvisación que no significaba "azar", puesto que se trataba de improvisación se insertaba en una estructura de base predefinida. Lo mismo nos pasa a los formadores, tenemos un esquema de base predefinido (nuestra programación) en el que se inserta una improvisación que tiene en cuenta muchos factores y da la necesaria flexibilidad a nuestra acción formativa.


 

Carlo De Amicis


 

6/17/2009

El valor de la Inteligencia Emocional

El valor de la Inteligencia Emocional

Por Carlo De Amicis

Inteligencia y emociones: dos caras de una misma medalla.

El ser humano no llega a ser humano si prescinde de uno de estos dos elementos.

Es algo evidente en la experiencia de todos que las emociones desempeñan un papel fundamental en la existencia humana. Si en muchas ocasiones son las emociones las que nos empujan hacia nuestras metas, en muchas otras constituyen un freno que nos impide alcanzar una vida más satisfactoria.

Lo mismo puede decirse de la inteligencia, de la parte racional. Nuestra inteligencia nos permite alcanzar metas increíbles, y sin embargo resulta en demasiadas ocasiones torpe en las pequeñas cosas que dan sentido a la vida.


 

Sólo si alcanzamos un equilibrio entre nuestra parte racional y nuestra parte emocional logramos vivir una vida plena. Para que esto ocurra lo primero es entrar en contacto con nuestras emociones, teniendo el valor de "bucear" en los más hondos de nuestro ser, asumiendo nuestro miedos, nuestras inseguridades, nuestros pequeños complejos. Se trata de experimentar nuestras emociones tal como son sin reprimirlas, para poder en un segundo momento dar paso a un proceso de de reelaboración de las mismas.

Mis emociones no son de por sí ni buenas ni malas, son MÍAS y son mi forma de reaccionar ante los acontecimientos de mi vida. La tristeza y la alegría así como el amor y la rabia son parte de mi vida y ambas desempeñan una función en ella. Lo importante es comprender de qué función se trata. Si se qué hacer con mis emociones, si se comprender los factores que influyen en ellas, si se el peso que desempeñan en mis propias emociones, entonces estoy preparado para tener una relación más auténtica con mí mismo. Este contacto vivo y real con la parte más profunda de mi persona es lo que posibilita un contacto auténtico con los demás, es en definitiva la clave por el éxito y, sobre todos, para saborear nuestra vida que ya no será "más triste que un torero al otro lado del telón de acero"


 

Consulta de Piscología

Carlo De Amicis

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