11/13/2011

Solidaridad con Umberto Eco después de otro intento de asesinato



Si visitamos alguna vez el cementerio de los libros olvidados vamos a encontrar sin duda alguna un clásico de Umberto Eco que se titula “Cómo se hace una tesis” que para muchos que fuimos universitarios hace ya unos años era un clásico, una lectura obligada antes de empezar un trabajo de fin de carrera que no ocasionara risas en las personas que fueran a leerlo.
Para mí ese libro sigue siendo una referencia imprescindible, que me ayuda a aclarar mis dudas a la hora de escribir una cita, o redactar una bibliografía, y lo hago porque no me gustaría que lo que escribo fuera motivo de risa.
En estos días me he dado cuenta de que al hacer esto, al evitar las risas ajenas, me perjudico a mí mismo y al mundo en que vivo ya afligido por las crisis económicas.
Hoy sabemos que el estado de ánimo influye en nuestra salud, que es importante tenerlo en cuenta y es saludable fomentar la risa y el buen humor entre los enfermos. El humor es importante para nuestra salud física, previniendo el estrés, proporcionando sentimientos de alegría y favoreciendo las experiencias innovadoras.

Puedo comprender entonces que haya en nuestras universidades profesores tan preocupados por nuestra salud mental, que no les importa hacer el ridículo con tal de hacernos reír un poco.
Si para hacernos reír tienen que pasar por encima del cadáver de Umberto Eco y relegar su libro al cementerio de los libros olvidados lo hacen con un buen fin.
La verdad que son cada vez más estas personas heroicas, que nos regalan una sonrisa, una risa cuando no una sonora carcajada.

Leyendo algunos libros escritos por profesores de nuestras universidades (sólo algunos valientes), podemos encontrar por ejemplo referencias bibliográficas como


Durkheim, E. (1982) El suicidio, Madrid, Akal.

en lugar de

DURKHEIM, Emile (1897) Le suicide, Paris, Alcan (traducción española Durkheim E., El suicidio, Madrid, Akal, 1982)

La segunda referencia bibliográfica respeta las tristes indicaciones que nos da Umberto Eco y ayuda al lector a situar el brillante estudio de Durkheim a finales del siglo XIX mientras que en el segundo caso lo situaría a finales del siglo XX, logrando así fomentar el buen humor de unos estudiantes aburridos.

En una publicación sobre ética encontramos las siguientes referencias bibliográficas:

Séneca, L.A. (2001) De la vida bienaventurada y otros tratados, Barcelona, Círculo de Lectores.
Schopenhauer, A. (2002) El arte de saber vivir, Barcelona, Círculo de Lectores.´

¿Qué hacemos? Pues claro, reírnos, se trata de un claro intento de asesinato del pobre Umberto Eco, pero no cabe la menor duda que los brillantes profesores han cumplido con su misión de regalarnos unas risas (situar a estos autores en el siglo XXI y encima con la edición del Círculo de Lectores …. jajjajjaja)
.

En la misma publicación sobre ética encontramos la siguiente cita “el hombre es un fin y no un medio o una cosa (Kant s.f.r. Castañares y González, 1993: 257) JAJAJJAJAJJAJAJAJA

Resulta divertido que los autores de esta publicación nos quieran hacer creer que su conocimiento sobre el citado Kant (que no es el famoso Kantante David Bisbal) no derive de la lectura de sus tres obras éticas: Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Crítica de la razón práctica y Metafísica de las costumbres sino del Diccionario de Citas de Castañares y González. Estoy seguro de que unas mentes tan brillantes han leído no sólo los citados libros de Kant, sino la Ética de Spinoza y un sinfín de libros antes de aventurarse en la escritura de su excelente publicación, pero han querido regalarnos unas notas de humor para alegrarnos el día. No me sorprendería que estos autores en su perfil de Facebook pusieran como cita favorita “en la orilla del mar en una noche de luna llena”, y eso siempre para regalar alegría al universo.


Démosles la gracias a al Universo por estas y otras joyas que podemos localizar en libros escritos por grandes profesionales de la docencia: en un mundo tan triste como el actual debemos agradecer a tan ilustres personas que hayan decidido regalarnos algún momento de alegría. En cuanto a usted, señor Eco, no se preocupe no se trata de reales intentos de asesinato, aunque yo en su lugar me buscaría un sitio seguro, contrataría unos buenos guardaespaldas, para que rían con usted leyendo estos libros tan cachondos que se pueden encontrar en las bibliotecas de las mejores universidades
A reír, que son dos días …







PD

Si algún loco quisiera ver el libro de Umberto Eco, allí va el enlace a su colocación en le cementerio de los libros olvidados, pero ojo ni mu a nadie

http://www.ucm.es/info/doe/nafria/12doctor/tesiseco.pdf

6/04/2011

Carta abierta de Carlo De Amicis a los alcaldes y concejales elegidos en las elecciones municipales del 22M.

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Carta abierta de Carlo De Amicis a los alcaldes y concejales elegidos en las elecciones municipales del 22M.

Hace unos días en nuestro país y en nuestra ciudad se celebraron elecciones municipales. Las personas elegidas van a tener la tarea nada fácil de administrar nuestras ciudades durante cuatro años, y esto en un periodo caracterizado por la mayor crisis económica (y de valores) de las últimas décadas.

¿Sabrán estar a la altura de semejante reto? La historia lo dirá, de momento lo único que sabemos es que la ciudadanía va a estar vigilando, esperando que las cosas se hagan lo mejor posible.

Siempre he soñado con un mundo mejor, un mundo más justo y solidario, un mundo en el que las personas ya no se trataran como enemigos, sino como buenos hermanos (y digo buenos hermanos y no tan sólo hermanos porque la historia de Abel y Caín la conocemos todos). Siempre he soñado con un mundo mejor, y creo que la política puede contribuir a que esto ocurra. Sin embargo, nunca me plantee la posibilidad de ser un político: mi compromiso personal con la sociedad en la que vivo se ha manifestado con mi implicación en el movimiento asociativo y con mi esfuerzo, como psicólogo, de ayudar a las personas que más lo necesitan.

Hoy quiero regalar un cuento a todas las personas que tienen un papel destacado en la vida política de nuestro país, de nuestras ciudades, de nuestros pueblos. Lo regalo, porque los cuentos no se cuentan, ni se narran, sino que se regalan. Es un cuento que me encantó cuando lo leí y que transmite una sabiduría antigua y sin embargo muy actual, una sabiduría de la que estamos muy necesitados.

El sonido del bosque

Cuenta una antigua leyenda, que hace muchísimos años el rey Ts’ao reinaba con rectitud y sabiduría para su pueblo.

Ts’ao quería que su hijo, el príncipe T’ai, estuviera preparado cuando llegara a sucederle así que le envió al templo para que estudiara con el gran maestro Pan Ku.

Nada más llegar al templo, el Maestro envío el príncipe solo al bosque Ming-Li donde permaneció un año intentando describir los sonidos del bosque.

Cuando el príncipe T’ai regresó al templo, Pan Ku le pidió que describiera todo lo que había podido escuchar.

"Maestro", dijo el príncipe, "en el bosque escuché el canto de los búhos, el susurro de las hojas, el vuelo de los insectos, el canto de los grillos, el toque del pasto, el zumbido de las abejas y el murmullo del viento".

Sin embargo, cuando el príncipe concluyó su relato, el maestro le pidió que volviera otra vez al bosque para escuchar más allá de lo que ya había escuchado. El príncipe se quedó atónito por lo que le pidió el maestro Pan Ku. ¿No habría acaso escuchado cada sonido realmente?

El joven príncipe regresó al bosque Ming-Li y día y noche, se quedó sentado solo en el bosque, escuchando. Con todo, no lograba oír otros sonidos que los que antes había escuchado. Hasta que, una mañana, estando sentado en silencio bajo los árboles, empezó a distinguir ligeros sonidos diferentes de aquellos ya escuchados. Agudizó su oído y los sonidos se hicieron más claros. En ese momento notó como una sensación de lucidez envolviéndole.

"Deben esto ser los sonidos que mil maestro me pidió que escuchara", se dijo a si mismo T’ai.

El príncipe regresó así al templo y el maestro le preguntó qué más había escuchado.
"Maestro", dijo el príncipe reverentemente, "cuando yo escuché más de cerca, escuché lo no escuchado: el sonido de las flores cuando abren, el sonido del sol calentando la tierra y el sonido del pasto cuando prueba el rocío de la mañana".

El maestro aprobó con la cabeza:
"Escuchar lo no escuchado", remarcó Pan Ku, "es una disciplina necesaria para ser un buen gobernante. Sólo cuando un gobernante ha aprendido a escuchar con atención el corazón de las personas, a escuchar sus sentimientos no comunicados, el dolor no expresado, y demandas no habladas, puede él esperar inspirar confianza en su gente, entender cuando algo está mal, y encontrar las verdaderas necesidades de sus ciudadanos.
La caída de los gobiernos sobreviene cuando los líderes sólo escuchan palabras superficiales y no penetran profundamente en el alma de las personas para escuchar sus verdaderas opiniones, sentimientos y deseos".