
Las perlas del dolor y los collares de la vida
Por Carlo De Amicis
"Dijo una ostra a otra ostra vecina:
- Siento un gran dolor dentro de mí. Es pesado y redondo y me lastima.
Y la otra ostra replicó con arrogante complacencia:
-Alabados sean los cielos y el mar. Yo no siento dolor dentro de mí. Me siento bien e intacta por dentro y por fuera. En ese momento, un cangrejo que por allí pasaba escuchó a las dos ostras, y dijo a la que estaba bien por dentro y por fuera:
- Sí, te sientes bien e intacta; mas él dolor que soporta tu vecina es una perla de inigualable belleza"
(Gibrán Jalil Gibrán)
No queremos sufrir, el dolor nos asusta, nos da miedo, terror, horror.
Sin embargo que ocurran acontecimientos dolorosos es algo inevitable a lo largo de nuestra existencia: las personas enferman, mueren, las amistades decepcionan, los amores se acaban y los sueños no siempre se cumplen.
Si algunos acontecimientos dolorosos son inevitables, en nuestra cultura elegimos hacer como que no existían. Tal vez debido también a la crisis que experimenta la religión cristiana que hace de la cruz un valor positivo, se decidió relegar el sufrimiento a los márgenes de nuestra sociedad.
Los símbolos del dolor, como son los cementerios, las cárceles, las residencias para personas mayores, los hospitales, los centros para persona con discapacidad, centros para drogodependientes etc. intentamos ubicarlos lo más lejos posible de los centros de nuestras ciudades, de los centros comerciales, de nuestra vida.
Así es, actuamos como si el dolor no existiera, lo hemos removido de nuestras conciencias y como nos enseñó Freud la remoción es un mecanismo de defensa que puede acarrear consecuencias muy negativas en nuestras vidas.
Porque el dolor sigue ahí, latente pero no por eso menos real, sin poder ser elaborado, sin que podamos darle un sentido.
La felicidad es de los valientes, de los valientes que saben admitir la existencia del sufrimiento en su vida, que saben mirarlo a la cara, que intentan darle un sentido y que aunque no le encuentren admiten que esta es la vida, la vida de las lágrimas y de las risas y deciden vivirla intensamente, con todo lo que tenga.
Esta tarde voy a salir a la calle a celebrar la vida, con todo lo que eso conlleva, a vivirla asumiendo lo bueno y lo malo que tiene, voy a vivirla hoy, sin aplazar a mañana las tristezas y las alegrías del hoy
Carlo De Amicis